El nuevo mundo vomitado por el Recipiente era aún, indudablemente, demasiado frágil como para poder evitar una destrucción rápida de El Magnífico. Frágil como la economía española, como las construcciones de madera de los cerdos en Angry Birds. Amam no quería encargarse (por lo menos directamente) de la defensa del recién nacido Universo, ya que esto supondría exponerse de nuevo al profundo asco que había sentido resistiéndose a Él, y el Recipiente, a su vez, tampoco era una opción a considerar: estaba profundamente exhausto tras el Gran Vómito y corría el riesgo de no poder aguantar los ataques de Roña Pura. En esta situación, Il Putíssimo (otro divino nombre de Amam) decidió recurrir de nuevo a su ingenio casi ilimitado como el de Carmen de Mairena haciendo poesía por Twitter y comenzó a crear a los que deberían ser sus segundos, los protectores del Universo: los Dioses. Amam, ordenado y regular, creó a los Dioses por tandas. La primera tanda dio origen a los Dioses Antiguos, hoy en día más antiguos que Moisès Broggi y que Silvio Berlusconi (asesinado por los mercados y discípulo de Iván IX, te llevamos ahí tío). La primera Diosa creada fue Lupe (el nombre original es Gwaw’h ndeaih’ Luppëhn’ pero lo hemos decidido simplificar para comodidad del faper lector). Lupe, con su enorme lengua, dió en su verbo »Hidrógeno» origen a el Agua que, mezclada con el Aire ya creado con la Tos, dieron lugar a la Cúpula Universal, la Gran Bóveda, dando esta comienzo a un Universo menos disforme. Por aquél entonces las aguas fluían sin rumbo alguno en torrentes incalculablemente extensos e infinitos, y fluyeron sin freno hasta que Amam decidió crear a RR. RR en un principio debía ser la diosa de la Luz, la sustituta de Amam en el nuevo Universo, pero desgraciadamente, dada su creación próxima a el área del nuevo mundo hacia donde El Magnífico de dirigía, se corrompió más que un pepero y se convirtió en una diosa que renegaba de Amam al sentirse llenada de vacío e impulso. Esto no fue lo peor: la diosa tenía energía amámtica y por lo tanto sentimientos. La corrupción de un ser sin casi mundo interno como podía ser el Magnífico nunca iba más allá, pero, en RR, por desgracia, al mezclar la corrupción y los sentimientos, apareció lo que Amam nunca hubiera querido ni imaginar: su oposición pura, el Mal. Había nacido el Conflicto Universal (un marrón del copón), y eso que Amam sólo llevaba dos dioses creados. Para arreglarlo y así evitar que El Magnífico y RR se cargaran todo su proyecto decidió añadir nuevos protagonistas al pollo.

Hoy en día todo Dios en Internet, por bien o por desgracia, sabe algo de Bieber. Y es que esta tan correctamente querida y equívocamente odiada (¿o era al revés?) criaturita es el destello de luz o el cacho foco publicitario que acecha como falso todopoderoso a todo quisqui que sólo pretende distraerse un poco navegando. Presente en Facebook, en Twitter, en la tele, en el cine (sí, han hecho una peli de su larga trayectoria profesional), en el iPod de tu hermana… Justin Bieber parece ansiar la conquista del mundo con su vozarrón soviético y su virginal y lefable cara. Muchos/as fans creen saber su verdadera razón de existencia y ‘éxito’, creen saber cuántos pedos se tira al día, cuántos pelos tiene en… bueno no, esto es fácil porque no tiene, dejémoslo en que creen saberlo todo de su triste digo triunfal andar por este planeta tan bonito. Pues desde Las Crónicas les decimos que no saben una mierda, que todo es más falso que la democracia real en el bipartidismo, que toda información que puedan tener es un mero montaje ilusorio sobre la cruda realidad, pues Justin Bieber no existe. Para alegría de mucha gente honrada digo deplorable y para pena de sus hormonales digo angelicales fans, debemos confesaros lo que hay. Y lo que hay es nada, una simple y descarada parafernalia de El Magnífico, gestionada por Wall Street, la OTAN, Standar and Poor, el lobby derechista con colaboración de Aznar, Ronald McDonald y Saif al Islam Gadaffi. Todo para crear un fenómeno de distracción masiva (a veces peor que la destrucción masiva) y así llevar a cabo oscuros planes sin disimular. Justin Bieber es un holograma informático creado por una maligna mezcla de inteligencia cani, chulería de la Opus, ADN de pelo de Jose Enrique Ruiz Domènec teñido con tinte anticanas, ropa robada del armario de Jeydon Wale, voz de niña violada por Iván IX con toques de tono Marsálico, cuerpo de embrión engordado (de ahí un sexo mal formado) y una sarta de códigos informático-roñosos que han hecho ‘cuadrar’ todas las partes en un organismo virtual pseudofísico. Todo humano o proyecto fracasado de ello que presuma haber comprobado la humanidad de Bieber tocándolo sólo ha sido víctima de un contacto directo con la Roña Parcial cubierta  por un holograma con pedazos de materia repartidos por ahí. Si el »»»»príncipe del pop»»»»’ en sí ya es una mentira, ¿qué seran sus canciones? Lamento comunicaros que los sonidos guturales del cerdo son más verdaderos que estas (y quizás mejores). Que son más falsas que un duro sevillano, puras mentiras en teoria comerciales y en la práctica pro-Magnífico cuyo mensaje repetitivo y vacío sólo pretende colaborar en su proyecto de degradación del mundo exterminando sus entes pensantes (y por lo tanto molestos) sin acabar con el RedBull. Así es, Justin Bieber, falso Dios protégenos Amam de él, es sólo una barata mentira instrumental sucia para distraernos (conspirando contra ella o adorándola) para que Roña Pura siga haciendo de las suyas sin que nadie se entere.

La Tos dentro del Recipiente adquirió la consistencia de un cocktail Molotov. Era inflamable e inestable como el humor de un nazi. El Recipiente, pese a su poder interior, parecía una olla a presión y tenía la cabeza apunto de estallar, perdiendo el mundo de vista al nivel de Intereconomía. Necesitaba ayuda de Amam, nuestro sabio y venerado Dios que, humildemente, tuvo que reconocer haberse equivocado de nuevo en su estrategia para alejar de una vez por todas a El Magnífico de su presencia. Así pues, nuestro divino Divo decidió introducir parte de su Luz en el Recipiente para evitar su explosión y ayudarle a recontrolar la peligrosa y Fukushímica Tos. El resultado fue inesperado de nuevo: el Recipiente, en lugar de comenzar a reprimir la Tos en sus profundidades y luego controlarla, comenzó a toser con una brutalidad nunca vista hasta entonces, emitiendo un sonido muy intenso que hizo retronar la solitaria existencia. El Recipiente tosía pero no expulsaba Tos, sino Aire, dando origen a un nuevo elemento del mundo gracias al cual hoy podemos disfrutar cuando nos tiramos un pedete. Siguió tosiendo y tosiendo cada vez con más frecuencia y fuerza, como si efectivamente fuera a reventar esparciendo sus trozos y la Tos con una propulsión meteórica; pero en lugar de esto, vomitó. Fue el primer vómito de la Historia. Fue el Gran Vómito. Dentro del Recipiente la Luz de Amam se había mezclado con la Tos, dando origen a la Materia. Esta materia había sido expulsada en forma de vómito incadescente, algo que hoy muchos falsos profetas llaman Big Bang. Y sí, este fue el Origen del Universo Material, sin dioses, sin vida, sin humanos (afortunadamente) por entonces. Amam comprendió rápidamente como aquél error cometido podría servirle igualmente para su propósito inicial: pronunció sus primeras palabras hacia El Magnífico y le dijo ‘ve, ¡destruye!’ señalando su nueva creación. El Magnífico, sin pensárselo, se lanzó directamente hacia el nuevo mundo que se aparecía enfrente suyo buscando esa distracción tan esperada e inútil contra Amam. Amam, por su parte, se libró del profundo asco que sentía cada vez que Roña Pura lo intentaba destruir. Honró al Recipiente con un leve recuerdo de su tos y su vómito dándole la inmortalidad, la capacidad de lanzar una tos aturdidora-destructora frente a sus posibles futuros enemigos y el gran poder de vomitar para crear nuevos mundos… o eliminarlos. Todo había salido bien, al fin y al cabo. Pero a Amam le quedaba trabajo por hacer… si no creaba Fuerzas de Freno, El Magnífico destruiria demasiado rápido el nuevo Universo y volvería pronto a molestarle. Ya llevaba tiempo pensando en ello. Tenía la solución.

La creación del Recipiente fue más sorprendente que la Primavera Árabe de este año. Aún hoy es increíble pensar cómo pudo Amam el mágico dar este salto cualitativo en su duelo personal contra el Magnífico, el salto que lo condujo a crear un Nuevo Ser y revolucionar de nuevo la escasa existencia, escasa al estilo melena de Duran i Lleida. En efecto, El Recipiente era el tercer ente de la Amámtica Trinidad, la causa de la realidad universal. Una Trinidad tan importante como para el amigo Benedicto la Santísima, como la del Triángulo de las Bermudas, como los Tres Mosqueteros, como Iván IX con una niña y un cuarto oscuro. El Recipiente fue creado enfrente de Amam a su imagen y semejanza pero sin Luz propia, ya que Amam tenía, en sus pocas limitaciones, la incapacidad de poder crear un Dios igual que él. Lo creó con el fin de concentrar en él toda la Tos y expulsarla, mientras L’Amu distraía a El Magnífico, contra Roña Pura para alejarlo en la inmesidad del nuevo espacio creado. Desgraciadamente el proyecto acabó peor que Jose Luis Torrente tras su escapada de la prisión. Amam no había previsto que el Recipiente, pese a tener una inmensa capacidad de contención, no tenía sus poderes y no iba a ser capaz de soportar durante el tiempo esperado la presión de toda la Tos en su interior. El resultado fue, como veremos más adelante, un error con premio… como ligar con un feo pero buena persona. Fruto de este error los humanos estamos hoy en día aquí dando por culo a la Tierra.